Una de las preocupaciones que ha encaminado a nuestro país es diseñar y poner en práctica una serie de estrategias educativas como es la promoción de una niñez que esta salvaguarda de los efectos políticos, sociales, económicos y culturales que se están caracterizando hoy en nuestros días. Existe la evidencia de que la concepción sobre lo que ha representado la niñez, donde ha sufrido cambios históricos relacionados con los modos de organización socioeconómica y cultural y ha tenido el reconocimiento de la sociedad, dándole valor a sus derechos.
“Gutiérrez” ha considerado a la Infancia como una etapa de la vida que a mediados del siglo XX ha sido objeto de estudio e intervención privilegiando los saberes modernos como la paidología (ciencia del niño), la pediatría, la puericultura, la medicina, la higiene infantil, y la antropometría infantil. Así la infancia es una realidad socialmente construida que como tal presenta variaciones históricas y culturalmente determinadas. Hay una inadecuación cada vez más amplia y profunda y grave por un lado entre nuestros saberes desunidos, compartimentados, por las otras realidades y problemas cada vez más polidisciplinados trasversales, multidimensionales.
“José Martí” Comenta que la educación, es depositar en cada hombre toda obra humana, es hacer de cada hombre un resumen del mundo en que vive, es ponerlo al nivel de su tiempo con lo cual no podría salir a flote, es preparar al hombre para la vida. Sin duda, estas líneas movilizaron mi reflexión por inquietud de padre más que profesional. ¿Sería posible que estuviera equivocado con la educación de mis hijos?
La educación por la que luchan muchas mujeres y hombres en el planeta es la que motiva a los individuos a construir un mundo mejor, donde los niños juegan y no son explotados, donde la comida es parte del día y no un hecho fortuito. La educación que quiero para mi hijos, es aquella que los convierta en hombres de bien, con valores con responsabilidades, compromisos, y con empatía para los que menos tienen, con respecto a todas las condiciones de los derechos humanos, sin discriminación, sin ausencia, sin represalias.
Debemos reflexionar sobre la compleja y trasformada fenomenología que impacta a la familia y a los educandos, y que necesariamente incide en la educación: la disfuncionalidad de la familia; el nuevo papel de la mujer en la vida económica; el estrés infantil; la depresión; las adiciones; la salud y la nutrición; la sexualidad; la violencia juvenil y el pandillerismo; el cuidado del medio ambiente; los diferentes niveles, ritmos y actitudes para el aprendizaje; el uso y abuso de la televisión; la manera de enfrentar a las discapacitados, entre muchos temas más.
En una profunda revisión del sistema educativo, tema central será el entender y dimensionar lo que significa aprender. Hoy cuando el niño promedio de los países desarrollados cuenta con 8 años de escolaridad al cumplir los 12 años de edad, sabe leer, escribir y efectuar operaciones matemáticas y entrega tareas y proyectos escolares hechos en una computadora.¿ De qué nos sirve el currículo como el que tenemos?¿qué tipo de ciudadano estamos formando para qué? Por ello se han evaluado la pertinencia de la educación básica con la RIEB ya con un currículo cualitativamente diferente que trasforme las habilidades y capacidades de los alumnos a efecto de que los preceptos de aprender ser, conocer , hacer y convivir, sea los ejes, y den paso a la plena utilización de la tecnología digital e informática.
De ahí la prioridad de la calidad de la educación teniendo como eje el aprendizaje y buscando generar conocimientos relevantes y actualizados; el desarrollo de las actitudes y valores inherentes a la competitividad internacional; capacidad de auto aprendizaje y la adquisición de habilidades que el desempeño productivo requiere; la introducción de procesos didácticos que apoyen al desarrollo integral del alumno; el aprovechamiento de los recursos de la nueva tecnología dentro de la práctica docente.
Si la escuela es el centro neurálgico del sistema educativo, es necesario reconocer que así como esta no podría sobrevivir a la era del conocimiento, en el entendido que una sociedad de ciudadanos es más proclive a entregar autonomías que a preservar centralismos y que la escuela puede y debe ser una de las destinarias de la potestad. Y eso nos conduce, inexorablemente, al maestro y al personal de las diversas maneras participar del hecho educativo, para se lleve a consumar la tarea de darle una mejor atención a los alumnos.
Es obvio que no podemos aspirar a una niñez escolarmente incluida, si socialmente está excluida por lo que en materia educativa, como lo es sin duda en todos los espacios del desarrollo humano social del país, el reto mayor es la equidad social. De ahí de la necesidad de que el sector del magisterio haga una retrospección de su quehacer para llegar a buen puerto su cometido.
El autoanálisis de la práctica docente con las seis dimensiones que propone Cecilia Fierro e su libro”Trasformando la práctica docente” tiene un propósito que cada maestro profundice individualmente en el conocimiento de su práctica. Se proponen varios ejercicios de reflexión, los cuales permitirán expresar ideas, experiencias, formas de actuar, expectativas y efectos relacionados con la práctica docente, y la diferentes formas de concebir la docencia. Me felicito a sí mismo y, reflexiono sobre el propio quehacer desde la perspectiva particular que le imprimo como sujeto histórico, capaz de analizar mi pasado y resinificar el presente y construir mi futuro. Por último recordar las circunstancias que me llevaron a elegir el magisterio como actividad profesión, los ideales, y proyectos que nos hemos trazado en mi vida profesional y como estos ha cambiado con el paso del tiempo. Debido a las múltiples experiencias en el campo de la enseñanza así como el trascurso del tiempo preparándome académicamente todo esto con un objetivo, el sacar adelante a mis educandos en su preparación y bienestar familiar.
“Gutiérrez” ha considerado a la Infancia como una etapa de la vida que a mediados del siglo XX ha sido objeto de estudio e intervención privilegiando los saberes modernos como la paidología (ciencia del niño), la pediatría, la puericultura, la medicina, la higiene infantil, y la antropometría infantil. Así la infancia es una realidad socialmente construida que como tal presenta variaciones históricas y culturalmente determinadas. Hay una inadecuación cada vez más amplia y profunda y grave por un lado entre nuestros saberes desunidos, compartimentados, por las otras realidades y problemas cada vez más polidisciplinados trasversales, multidimensionales.
“José Martí” Comenta que la educación, es depositar en cada hombre toda obra humana, es hacer de cada hombre un resumen del mundo en que vive, es ponerlo al nivel de su tiempo con lo cual no podría salir a flote, es preparar al hombre para la vida. Sin duda, estas líneas movilizaron mi reflexión por inquietud de padre más que profesional. ¿Sería posible que estuviera equivocado con la educación de mis hijos?
La educación por la que luchan muchas mujeres y hombres en el planeta es la que motiva a los individuos a construir un mundo mejor, donde los niños juegan y no son explotados, donde la comida es parte del día y no un hecho fortuito. La educación que quiero para mi hijos, es aquella que los convierta en hombres de bien, con valores con responsabilidades, compromisos, y con empatía para los que menos tienen, con respecto a todas las condiciones de los derechos humanos, sin discriminación, sin ausencia, sin represalias.
Debemos reflexionar sobre la compleja y trasformada fenomenología que impacta a la familia y a los educandos, y que necesariamente incide en la educación: la disfuncionalidad de la familia; el nuevo papel de la mujer en la vida económica; el estrés infantil; la depresión; las adiciones; la salud y la nutrición; la sexualidad; la violencia juvenil y el pandillerismo; el cuidado del medio ambiente; los diferentes niveles, ritmos y actitudes para el aprendizaje; el uso y abuso de la televisión; la manera de enfrentar a las discapacitados, entre muchos temas más.
En una profunda revisión del sistema educativo, tema central será el entender y dimensionar lo que significa aprender. Hoy cuando el niño promedio de los países desarrollados cuenta con 8 años de escolaridad al cumplir los 12 años de edad, sabe leer, escribir y efectuar operaciones matemáticas y entrega tareas y proyectos escolares hechos en una computadora.¿ De qué nos sirve el currículo como el que tenemos?¿qué tipo de ciudadano estamos formando para qué? Por ello se han evaluado la pertinencia de la educación básica con la RIEB ya con un currículo cualitativamente diferente que trasforme las habilidades y capacidades de los alumnos a efecto de que los preceptos de aprender ser, conocer , hacer y convivir, sea los ejes, y den paso a la plena utilización de la tecnología digital e informática.
De ahí la prioridad de la calidad de la educación teniendo como eje el aprendizaje y buscando generar conocimientos relevantes y actualizados; el desarrollo de las actitudes y valores inherentes a la competitividad internacional; capacidad de auto aprendizaje y la adquisición de habilidades que el desempeño productivo requiere; la introducción de procesos didácticos que apoyen al desarrollo integral del alumno; el aprovechamiento de los recursos de la nueva tecnología dentro de la práctica docente.
Si la escuela es el centro neurálgico del sistema educativo, es necesario reconocer que así como esta no podría sobrevivir a la era del conocimiento, en el entendido que una sociedad de ciudadanos es más proclive a entregar autonomías que a preservar centralismos y que la escuela puede y debe ser una de las destinarias de la potestad. Y eso nos conduce, inexorablemente, al maestro y al personal de las diversas maneras participar del hecho educativo, para se lleve a consumar la tarea de darle una mejor atención a los alumnos.
Es obvio que no podemos aspirar a una niñez escolarmente incluida, si socialmente está excluida por lo que en materia educativa, como lo es sin duda en todos los espacios del desarrollo humano social del país, el reto mayor es la equidad social. De ahí de la necesidad de que el sector del magisterio haga una retrospección de su quehacer para llegar a buen puerto su cometido.
El autoanálisis de la práctica docente con las seis dimensiones que propone Cecilia Fierro e su libro”Trasformando la práctica docente” tiene un propósito que cada maestro profundice individualmente en el conocimiento de su práctica. Se proponen varios ejercicios de reflexión, los cuales permitirán expresar ideas, experiencias, formas de actuar, expectativas y efectos relacionados con la práctica docente, y la diferentes formas de concebir la docencia. Me felicito a sí mismo y, reflexiono sobre el propio quehacer desde la perspectiva particular que le imprimo como sujeto histórico, capaz de analizar mi pasado y resinificar el presente y construir mi futuro. Por último recordar las circunstancias que me llevaron a elegir el magisterio como actividad profesión, los ideales, y proyectos que nos hemos trazado en mi vida profesional y como estos ha cambiado con el paso del tiempo. Debido a las múltiples experiencias en el campo de la enseñanza así como el trascurso del tiempo preparándome académicamente todo esto con un objetivo, el sacar adelante a mis educandos en su preparación y bienestar familiar.